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sábado, 14 de mayo de 2011

IRENE: MUJERES DE MADRID

Irene está absorta en su nuevo artículo, detrás de la mesa de su despacho prefabricado, se siente como en casa.
Su trabajo le fascina cada día más, busca artículos que interesen al la gente, ella se introduce en un mundo diferente , como un actor se mete en su papel. Toma la identidad del personaje.


Irene coje los temas desde los entresijos, yendo y viniendo de un lado a otro. Acercándose a los lugares y codeándose con sus protagonistas.


Esta semana va a ser total. Vuela a Nueva York. Allí la espera una modelo famosa que formó una academia para chicas y chicos que se quieran dedicar a la pasarela, meta de todos ellos.


Irene quiere coger el toro por los cuernos, adentrarse en ese suculento mundo. Indagar en las vidas, emociones, sentimientos y escándalos que se esconden entre las perchas de esos increíbles modelitos. 
En ese momento de felicidad por viajar hacia ese mundillo de cuerpos extremadamente delgados, deliciosamente curtidos e irresistiblemente llamativos, suena el teléfono.
- Irene. A mi despacho.
Que querrá esta ahora.
Su jefa la reclama.


Ya en el despacho de Olga, Irene se teme lo peor.
- Irene querida!! Tengo una misión para ti. 
Irene tiembla. Que se le habrá ocurrido ahora.
- Es un imprevisto.
Joder!! Dímelo ya. Susurra entre dientes, loca de nervios.
- El jefe... Empieza a decir.
Irene blanca.


- Nos ha pedido un favor. Nos manda un becario. Y tu vas a ser su maestra, un mes.
- Pero Olga. Viajo a Nueva York, te has olvidado.
- No. Irá contigo. Que mejor para empezar que algo interesante.
- Sabes, que trabajo sola, odio ir con alguien.
- Ya, el jefe es el jefe. Como tal es el que pone y dispone. A trabajar.
Mira a quien se lo va a decir. Piensa para sus adentros.
- Ah!! Otra cosa. Al lorito que es su hijo.
Irene quiere morirse. Se tambalea mientras se incorpora. pálida como un vampiro que acaba de salir a succionar cuellos, disimuladamente se agarra al respaldo, de la silla.


- Que me caigo, je je!! Dice tontamente.
- Estas bien?? - Pregunta, inocente de ella.
- Si, si. Me voy ya. Tengo muchas cosas que hacer.


No sabe si tartamudea o habla mas deprisa de lo normal, a Olga se le empieza a poner la cara de pocos amigos.


- Ya, ya me voy... si... Hasta luego.
- Irene. - Olga la llama antes de salir.
- Ramón ha querido que fueras tu quien esté con su hijo, no se porque, ni quiero saberlo, sólo te pido que no la cagues, espero que no sea ningún impedimento para que el trabajo no salga como tiene que salir.
- No, no. No te preocupes todo va a salir bien.


Irene salió del despacho mas mal, que bien. Todo le da vueltas se sienta en su silla y apoya la espalda sintiéndose segura de que no va a caerse.
La cabeza no le funciona y no puede pensar. Tampoco puede ingeniar un plan para deshacerse de él, desde esa noche no le trae nada mas que quebraderos de cabeza.
Quizás tampoco quiera desprenderse de ese cuerpo escándalo que la pone tan nerviosa, no está segura de poder contenerse. Pero tiene que pensar en que su profesión está en juego ahora más que nunca.


Da un sorbo a su botella de agua traga y se intenta relajar, respira hondo. Inhala y expulsa el aire despacio, para ver si llega oxigeno al cerebro.
Entonces pone los codos encima de la mesa, antes de coger el teléfono para hacer sus últimas llamadas y piensa.
"Las cosas me pasan por meterme donde no me llaman" Me lo tengo merecido.