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jueves, 27 de septiembre de 2012

irene: mujeres de madrid



Irene se arregla. Preparada para una de las muchas noches que lleva saliendo sin límite alguno.
Se pone, el vestido de raso que tanto le gusta, botas de tacón hasta la rodilla y para terminar se perfuma demasiado, la noche va a ser larga.

Piensa en su nuevo trabajo, algo que la preocupa y mucho, pero que mantiene la poca cordura que le queda.
Cuando Ramón la dejó se le vino el mundo encima, perdió todo lo que tenía, incluido el trabajo.

Ahora Irene se va convirtiendo poco a poco en alguien que ni siquiera ella conoce. Pero que por otro lado le da igual. Ya lo tiene todo perdido.  De hecho lo ha perdido todo.

Todo lo que hace, lo hace sin pensar, y así lo quiere, no pensar en nada ni en nadie. Ni siquiera en ella misma.
Así que se pone su cazadora, negra de cuero y sale a quemar Madrid, que es lo que últimamente todas las noches hace.

Llega a su sitio habitual, sola se sienta en la barra y pide una copa. Da un sorbo y observa el alrededor, repleto de caras guapas tíos con los que podría irse sin pensarlo dos veces.

Al fondo un moreno la mira se acerca a ella. Es alto y guapo de unos treinta y tantos ojos marrones y una sonrisa que en principio gusta a Irene.

- Si estás perdida yo puedo encontrarte. - Le dice sabiendo que es su frase favorita para ligar.
Irene no se sorprende tiene experiencia de sobra para ser ella la que lleve las riendas.

- Yo puedo hacer que te pierdas conmigo. No te hagas el listo. - Dice Irene haciéndose la dura.
El chico se sorprende, chica guapa,  sola e inteligente esto le pone mucho.

- Nos vamos??
- No corras, ya habrá tiempo. Bebe algo.

El se da cuenta que Irene va en serio y hace acopio de su paciencia, también tiene mucha experiencia en esto de la ciencia del ligue.
Entablan una conversación que los dos saben que nos les llevará a nada.
- Cómo te llamas?? - Pregunta él
- No lo estropees, no quiero saber tu nombre y tú tampoco deberías querer saber el mío.

El moreno sabe de que va, se ha cruzado con muchas chicas como ella y cada vez está mas cachondo.
- Ven conmigo.
- A dónde??. - Pregunta con miedo.
Ven, será solo un momento, no te voy a comer.

Irene le hace caso lleva ya demasiadas copas, como para sentirse desinhibida.
Entran en el wc, Irene se prepara para lo que viene pero se equivoca, él saca su cartera y de ella una papelina que abre con cuidado. Pone las dos rayas en la tabla del servicio y se mete una de las dos.
Después le pasa a Irene el tubo.
- Yo creía... - Dice sorprendida. - no lo he probado nunca no se si...
- Ya va siendo hora. - Dice él tomando ahora las riendas. - Ya eres mayorcita.
- Sí, quizás mas que tú, trae.

Irene no  se lo piensa pues si lo hiciera no lo haría, así que coge el tubo se lo pone en la nariz y absorbe con todas sus fuerzas.
Siente un fuerte sabor en la boca que le resulta desagradable, pero segundos después empieza a sentirse bien.
Salen corriendo del local dirección al coche, allí  los dos, muy calientes, empezarán y terminarán el objetivo por el cual los dos salen todas las noches.