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lunes, 10 de enero de 2011

IRENE: MUJERES DE MADRID

Irene se termina de pintar el "rabillo" del ojo con el "Eyer Line" de Loreal. Retocó las pestañas con el negro de su rímel y terminó con un rojo de labios pasión.


Se arreglaba para pasar un noche de juergas con su amiga Rebeca, entre el estrés del trabajo y su querido jefe al que veía cada vez más a menudo, estaba deseando desconectar de todo.


El artículo que tenía entre manos le parecía de lo más aburrido su jefa se había pasado tres pueblos con ella, al encargarle ese tema que Irene odiaba a muerte.
A ella le resbalaba, todo lo relacionado con la religión y Olga su jefa lo sabía, lo que no se explica es, porque no se lo dio a la mosquita muerta de la empresa, Mirian, la persona más indicada, pues hace años estuvo en un convento haciendo eso de los votos.
Irene tenía un tema pendiente con Ramón su jefe y amante, no hablaban de su relación para nada, él esquivaba todo lo relacionado con su mujer y a Irene eso de compartir no la gustaba un pelo.
Ya que estaba el mal hecho enrollándose con un hombre casado, le quería solo para ella.
A él se le veía muy a gusto así.
Que cabrones eran los tíos!! Pensó Irene mientras se subía las medias negras.
Solo piensan en ellos en sus propios intereses. Se sentía como una tonta. Se estaba enamorando y ella no sabía lo que él sentía.
Sus encuentros eran excitantes, tenían que verse a escondidas, eso la pone muchísimo y el sexo es aún mejor así.
Pensándolo bien Irene se siente un poco utilizada, pero egoistamente ella quiere estar con él, se ha enganchado demasiado.


Joder!! Que complicado lo hacemos todo. Con lo fácil que es vivir el momento y ya está!! Se dijo para sí.
Siguió arreglándose convencida de disfrutar del presente y con cada segundo que pasara con Ramón.


Quedó con Rebeca en la puerta de la discoteca, la noche en Madrid era cerrada, un frío que pela y Rebeca se retrasaba. Irene encendió un cigarrillo y vio a Rebeca bajar del taxi.


-Que pasa niña!! Estás espectacular.
- Lo mismo digo. Entramos, se me están quedando los pies congelados.
- Venga vamos.


Dentro, las dos fueron directas a la barra a por sus copas, se acercaron, el camarero estaba como un tren, a Rebeca le encantaban los camareros no pasaría la noche sola, seguro que se iba con él.


Después de cuatro copas las dos chicas se fueron a la pista a echar unos bailes, cuando volvieron a la barra oyeron una conversación muy interesante.


Una pareja acababa de salir de un cuarto oscuro y se les oía entusiasmados, Rebeca miró a Irene.
- Que??
- Entramos tía, puede ser divertido.
- Joder Rebeca!! Siempre me estás metiendo en líos.
Irene se pensó mucho el entrar pues la última vez la experiencia no fue muy divertida, eso de que la gente la sobara no la atraía mucho. Pero estaba borracha y se sentía desinhibida.
- Vamos no seas "cagona"!!
Las dos se dirigieron a una puerta, corrieron la cortina y bajaron por las escaleras totalmente a oscuras. 
Irene temblaba esperando que alguna mano le tocara, no podía ver nada sólo esperaba acostumbrarse a la oscuridad.
De repente la agarraron del brazo alguien la arrastró, llevándola cerca del cuerpo que la había cogido.
Irene se asustó, pero en el fondo se estaba poniendo cachonda, no sabía quien era, estaba desnudo y lo que si sabía es que era un hombre.
Notó más manos en su cuerpo, pero el hombre desconocido las apartó.
Desnudó a Irene que se dejó por el calor que estaba sintiendo, su entrepierna palpitaba y se notaba húmeda.
El hombre la bajo hacía su pene, que Irene empezó a chupar, mientras los gemidos de él era lo único que ella oía.
Entre la oscuridad Irene se excitaba cada vez más, el hombre la cogió en brazos y la apoyó en una tarima, estaba fría pero a ella no le importó, metió su cara entre las piernas de ella, ahora los gemidos eran los de Irene.
La agarró por los glúteos, le chupo los pezones, bajo a Irene de la tarima y le dio la vuelta. 
Irene pensó: Que manía los hombres con que les demos la espalda, les encanta. Pero a ella también, por detrás, quería que ese hombre se la metiera ya, pero no lo hacía, le tocaba las tetas con una mano, con la otra se ponía el condón. No la besó en ningún momento, cosa que Irene agradeció.
Entonces el desconocido, metió su pene dentro de Irene, le dolió un poco, ahora le dolía más según se iba moviendo.
Joder!! Este se ha equivocado de agujero. ¡Me está dando por culo!.
Irene empezaba a sentir un placer increíble y le dejó que se corriera, ella ya lo había hecho.
Cogió su ropa entre la oscuridad, se vistió y salio corriendo en busca de Rebeca que la había perdido por completo.
Las luces la cegaron pero rápido se acostumbró, miró a su alrededor y alguien por detrás le dio en el hombro, se volvió y allí estaba, con una sonrisa de oreja a oreja.
Irene al verle se puso roja como un tomate. Tierra trágame!! Pensó avergonzada.

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