viernes, 15 de abril de 2011
SARA: MUJERES DE MADRID
Sara entra en casa de sus padres, médicos entrando y saliendo. Se mueven deprisa chocando contra ella con caras de circunstancia.
Busca a su madre. Su padre está rodeado de personas que quieren ayudarle. Llevan horas con él.
Ayudarle a que, reanimar un cuerpo que ha decidido por voluntad propia quitarse de en medio.
Sara piensa si mandarles a la mierda, él quería morir, pues dejarle morir. Sergio la agarra del brazo, ella quiere acercarse.
- Déjales que hagan su trabajo.
Le subieron por fin a la camilla medio inconsciente pero vivo, su madre al fondo en un rincón, sentada en su sofá mugriento de viejo, con la mirada perdida, balanceándose de un lado a otro. Pensando vete tú a saber!!
- Ya va siendo hora de mantener un conversación con ella. -Le dijo a Sergio muy enfadada.
Sara se puso frente a ella. Con el ceño fruncido y terriblemente enfadada.
- Madre. No vas con él.
- No. -Dijo sin inmutarse.
- Está bien. Entonces tendrás que hablar conmigo. Se que no es el momento pero me da igual.
- Ya, tu padre...
- No, madre el no tiene la culpa, se va solo al hospital deberías ir con él.
- Hija tengo algo que decirte.
- Le has hecho la vida imposible, a todos!! Eres egoísta, no tienes corazón.
- Mi corazón... Ahora late más que nunca.
- Encima estás contenta. Esto no tiene sentido.
- Sí, para mi. No estoy contenta estoy frustrada, tu padre ha sido muy cobarde, buen hombre, pero cobarde. No le perdonaré jamás lo que ha hecho. Tengo a mi favor la escusa perfecta para dejarle del todo.
- Cómo dejarle??
- No le quiero. A tu padre hace mucho que dejé de quererle. Se que me odiarás, mas todavía pero...
- Que pasa?? Me lo contarás algún día o tendré que imaginármelo.
- No te preocupes, te lo contaré. He conocido a un hombre. Ese hombre me da todo lo que tu padre no ha sabido darme. Pese a lo que pienses tu padre me quiere, todos estos años me lo ha demostrado pero yo...
- Tu qué!!
- Tuve que preparar un encuentro, para que nos pillara. Así podría irse para siempre. Abandonarme sin remordimientos.
Sara no daba crédito, se le encendían los ojos por momentos.
- No quiero oír nada mas. Eres... No se que palabra utilizar para describir lo que acabo de escuchar. Olvídate de nosotros, ya te dejamos en paz. Ahora vive tu vida. Hazle la vida imposible a ese pobre hombre al que quieres tanto.
- Pero hija yo te quiero...
- Yo a ti no. - Sara lo dijo convencida de ello.
Dio media vuelta y se fue en busca de su padre. Ahora la necesitaba más que nunca. Los dos habían vivido momentos de infierno, al no ser comprendidos, mientras su madre, egoísta y despreocupada, vivía su propia vida.
Eso se acabó ya no les haría más daño.
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