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domingo, 27 de febrero de 2011

SARA: MUJERES DE MADRID



Sara se revuelve en la cama, al lado Sergio.
duerme como un tronco
Le falta la respiración y se incorpora, le tiemblan las manos,  parece un ataque de ansiedad. 
Hacía tanto tiempo que no tenía uno...


Sergio se despierta la mira asustado, Sara se debate entre el dolor de respirar y no poder.


- Sara. Tranquila, respira, respira, así. 
Sergio sabe como controlar la situación. Lo ha hecho tantas veces...
- Ya, Ya respiro. Pero duele. -Dice Sara haciendo verdadero esfuerzo.


Sergio va al cajón a por sus pastillas. Coge agua y se las acerca a ella. Se las toma y Sara empieza a respirar con normalidad, pero los sudores fríos no han desaparecido.
En ese momento de recuperación, suena el teléfono.


-Déjalo no lo cojas. -Dice Sergio preocupado.
-Puede ser importante, mira que hora es.


Sara coge el teléfono como puede, su voz suena débil.


-Hola papá. Qué ocurre?? Estás bien??
-Hola hija. Sólo quería que supieras que te quiero.
-Lo se, yo también. - Sara estaba sorprendida por la llamada y asustada al mismo tiempo.
- Ya!. Estoy cansado. Tu madre ha salido un momento y me he quedado solo. Tengo miedo.
- Porqué papá?? Qué pasa por favor dime!!
- Hija, ya está, no puedo más y lo he hecho.
- Qué has hecho!! - Sara casi gritaba.
- Tengo sueño. Cuando tu madre regrese, todo habrá cambiado. Ya no estaré. Y ella se culpará toda su maldita vida.
- Papá por Dios!! Qué has hecho??
- Adiós hija. Os he querido tanto a las dos. Pero tu madre...
Sara perdió la comunicación.
Lloraba a moco tendido explicando a Sergio lo que su padre le había dicho mientras llamaba al 112.


Tenía que irse tardaría en llegar lo menos cuatro horas sino más.
Desesperada pensando en la distancia Sara no daba "pie con bola".


Y ahí estaba Sergio, como siempre.
-Yo te llevo. No voy a dejar que vayas sola. Me visto y salimos llamaré al trabajo por el camino. Tranquila.
Sara se puso lo primero que pilló. Mientras pensaba, en Sergio, su compañero, ella le quiere pero no como él se merece, se siente culpable por todas las veces que piensa en dejarle, seguir con su cambio de vida, pero no se atreve, siempre está ahí queriéndola como nadie la querrá jamás. Luego piensa en su padre, si él falta su madre se morirá, es lo único que la queda. Pero quizás, por muy cruel que suene, se lo merezca.


Su padre está al borde del abismo, explotando por dentro toda la rabia acumulada. Pero no así, pensó Sara. Hay otras opciones. No?? Es posible, que para su padre fuera la más fácil y la más complicada, a la vez de dolorosa y cobarde.
Sólo quería castigar a su madre por todos esos años horribles que le había hecho pasar.

domingo, 20 de febrero de 2011

IRENE: MUJERES DE MADRID



Irene se había tomados sus pastillas para dormir, a las seis en punto sonó el despertador y no lo oyó.
Eran las diez y se estaba lavando la cara, en el espejo las ojeras se la notaban más que nunca. 
Ni su crema antiojeras podría con ellas, menos mal que anoche mientras cenaba pensó que ponerse, su falda vaquera con las medias negras y su jersey de cuello alto negro, que adornaba con un collar plateado del que colgaba un corazón rojo.


Hoy presentaba su artículo, Olga se enfadaría con ella pero en su mesa lo tendría a las once en punto como ella quería.
Irene estaba segura que daría el visto bueno , para ponerlo en las páginas centrales que todo el mundo quería, pero Irene era la que siempre lo conseguía sus artículos eran sensacionales.
Este ocupaba dos páginas enteras o más.
La semana fue movidita, se la pasó de convento en convento, recaudando información lo más interesante posible, al principio el tema le pareció de lo más aburrido, pero después de la semana hablando con las monjitas, cambió de parecer.


Las anécdotas que estas le contaron a Irene eran interminables, desde amor, sexo, drogas y rock and roll. En serio, estas mujeres no tenían nada de santas. Eran personas como todos los demás con sus vivencias, algunas más devotas que otras.
Más de una se desahogó con ella contando cosas de las que se avergonzaban casi en secreto, ahora Irene lo contaría, pero sin mencionar nombres, algo que se preguntaba si era ético, pero un periodista no tiene de eso, si quiere triunfar. Y ella quería.
Sor Luz Di, le contó que se había enamorado locamente de su confesor, un cura joven, guapísimo, irresistible. Se veían a escondidas. Un día les pillaron en el confesionario, a los dos desnudos, follando como locos. A él le echaron quitándole del sacerdocio, con ella tuvieron más compasión la internaron en un convento más de un año sin poder salir de él ni hablar con nadie, ni comodidades, nada de nada. Dice que casi se vuelve loca, pero aguantó.


Mientras se sentaba en su mesa, abrumada por el tráfico de Madrid, recordó la noche del cuarto oscuro. Movió la cabeza, creyendo que ese recuerdo saldría, desvaneciéndose como el humo.


Irene leyó lo escrito, impreso desde su ordenador. Vaya con las monjitas!! -Exclamó para sus adentros. La sonrisa de satisfacción, se le dibujaba en la cara.
Una voz masculina le sacó de su regocijo...
- De que te ríes??
Subió la cabeza, fijando sorprendidas los ojos en él


- Compártelo conmigo. Quieres??
- Quiero que te marches. Que me dejes en paz y no me des más el coñazo.
- Y eso porqué??
- Muy sencillo. No quiero volver a verte. - Irene no sabía si lo quería de verdad.
- No puedo quitarte de mis pensamientos.
- Pues yo intento borrarlo todo de ellos. 
- No se porque te enfadas conmigo. Esa noche, lo pasamos los dos francamente bien.
- Ya... No sabía que eras tu. Si lo hubiese sabido no estaríamos manteniendo esta conversación. Por lo visto quieres más. No es eso??
- Exacto!!
- Sabe tu padre lo que ha pasado. Sabe acaso que frecuentas esos sitios.
- No. Y tu no se lo dirás.
- Como estás tan seguro.
- Porque entonces, también sabrá lo que haces tu.


Irene no lo había pensado. El muy cabrón la tenía bien cogida... Eso la ponía mucho.
Él se aproximó hacía ella, le agarró del cuello y la besó en la boca. Irene sintió su lengua jugar por dentro, caliente, húmeda, deliciosa. Se estaba poniendo tan cachonda... No podía zafarse de él, tampoco hizo mucho esfuerzo, pero seguro que alguien les había visto, eso lo echaría todo a perder.


De repente la soltó se dio media vuelta y desapareció entre los muros cuadriculados y superpuestos de la redacción.



domingo, 13 de febrero de 2011

HABLEMOS DE.. EL DIA DE LOS ENAMORADOS (El día de San Valentín)


San Valentín, era un sacerdote de la Roma del siglo III, como en aquella época se prohibían los matrimonios, porque se creía que los soldados solteros rendían más en las batallas. 
San Valentín casaba a todos los enamorados en secreto, le parecía una injusticia.


Por este motivo le ejecutaron un 14 de febrero.
En su encarcelamiento se enamoró de la hija de su carcelero, a la que daba clases.
La víspera de su muerte le envió unas notas de despedida, en las que firmó "de tu Valentín".
Por esos las cartas de amor y los poemas que los enamorados se envían hoy en día.


La verdad que es una bonita historia, trágica pero tierna, por todas aquellas parejas que se quisieron y se quieren hasta el punto de querer, pese a las trabas, pasar toda una vida juntos.


Para mi ese día es como otro cualquiera, estoy en ese 48% de enamorados que no regalarán nada ese día a su pareja.
No por la crisis, sino porque hoy le quiero igual que mañana, mañana igual que pasado, incluso mas y mas cada día. Sin tener que pensar que día es hoy.


Si bien, comprendo que muchas personas miren el calendario tachando los días hasta llegar a ese, con ganas. Para celebrar el amor, reflexionar sobre el, respetarlo y compartirlo, apostando por ello.


No creo por otro lado en la búsqueda de la media naranja o la necesidad de tener pareja para ser feliz.
Pero si, que es verdad, que cuando el amor llega a tu vida y una persona te quiere y tu a ella, es la experiencia mas increíble e inolvidable, que jamás podemos vivir.

lunes, 7 de febrero de 2011

FRASE DE LA SEMANA

"La suerte de sentirse querido y arropado, te da la alegría y la fuerza, para pensar que el día siguiente sea mejor que el anterior."

jueves, 3 de febrero de 2011

REUNION EN EL BAR

Ese miércoles en Madrid hacía una tarde de perros.
Las tres chicas, quedaron más pronto, porque rápido anochece. Son las cuatro de la tarde, sentadas en su mesa preferida, tomándose un buen café calentito, oyen buena música y disfrutan de su compañía, las  unas de las otras.
Todas se preocupan por el estado de Juan y por como se siente Rocío, parece que todo va bien, de momento.


-Tiene un susto tremendo, pero no tanto como el que me dio a mi.
- Se recuperará no te preocupes cuídale y que se cuide es lo más importante. -Dijo Irene.
Irene se da cuenta de que Sara no tiene muy buena cara, se nota que está triste, la visita a casa de sus padres no tuvo mucho éxito, así que, Irene, el corazón de esos encuentros intenta animarla.


- Si es que tenías que haberte cortado el pelo como un chiquillo, a quien se le ocurre presentarse con ese pelo de leona, tan bien cuidado. Y seguro que llevabas minifala. Me equivoco??
- Que idiota eres!! Sabes que siempre llevo pantalones y cuanto más rotos mejor. Y el pelo no me lo cortaré nunca.
- Bueno, pero como les sentó, por tu cara me temo lo peor.
- Mi madre no paró de llorar mientras le contaba todo lo que sentían, ni siquiera se dignó a mirarme a la cara. Se que siente vergüenza de mi.
- Y tu padre??
- Mi padre se levantó para abrazarme, pero mi madre le miró con su cara de perro y el pobre se volvió a su sillón, triste y acongojado.
- Pero ya está. Ya pasó. Ahora son ellos los que tienen que dar el paso y si no lo hacen ellos se lo pierden. -Dijo Rocío.
- Nosotras estamos orgullosas de ti.
Rocío estaba pletórica, su sonrisa extrañó a Irene que se percataba de todo, conocía a sus amigas como si las hubiese "parido".


No le dijo nada por teléfono quería ver sus caras cuando supieran la noticia.


- Y a ti que te pasa?? Están increíblemente guapa, feliz, tus mofletes están sonrosados y tienes una sonrisa... No, no puede ser... Estás... Sí... Lo sabía. Estás embarazada.
Las tres chicas tocaron palmas y gritaron como locas al unísono, el local estaba casi vacío y la poca gente que había miró hacía ellas.
Entonces se calmaron un poco.


- Qué ilusión!! Vamos a ser tías. -Dijo Sara feliz.
- Si. Y no sabéis lo mejor.
Las chicas estaban impacientes.
-Son dos. Dos bebes.
- En serio!!. No puedo creerlo!!. No querías hijos pues toma dos tazas.
- Eso es lo mismo que dijo Juan. -Dijo Rocío riéndose.
Las tres amigas se rieron a carcajadas, intentando no alterar la tranquilidad del café, pero sin conseguirlo.
Sara e Irene se levantaron a la vez para abrazar a Rocío y con el abrazo transmitirle que allí estaban ellas para lo que hiciera falta.


Irene pensó mientras abrazaba a Rocío que mejor no les contaría su aventura en el cuarto oscuro y menos con quien había sido. No era el momento.