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jueves, 3 de febrero de 2011

REUNION EN EL BAR

Ese miércoles en Madrid hacía una tarde de perros.
Las tres chicas, quedaron más pronto, porque rápido anochece. Son las cuatro de la tarde, sentadas en su mesa preferida, tomándose un buen café calentito, oyen buena música y disfrutan de su compañía, las  unas de las otras.
Todas se preocupan por el estado de Juan y por como se siente Rocío, parece que todo va bien, de momento.


-Tiene un susto tremendo, pero no tanto como el que me dio a mi.
- Se recuperará no te preocupes cuídale y que se cuide es lo más importante. -Dijo Irene.
Irene se da cuenta de que Sara no tiene muy buena cara, se nota que está triste, la visita a casa de sus padres no tuvo mucho éxito, así que, Irene, el corazón de esos encuentros intenta animarla.


- Si es que tenías que haberte cortado el pelo como un chiquillo, a quien se le ocurre presentarse con ese pelo de leona, tan bien cuidado. Y seguro que llevabas minifala. Me equivoco??
- Que idiota eres!! Sabes que siempre llevo pantalones y cuanto más rotos mejor. Y el pelo no me lo cortaré nunca.
- Bueno, pero como les sentó, por tu cara me temo lo peor.
- Mi madre no paró de llorar mientras le contaba todo lo que sentían, ni siquiera se dignó a mirarme a la cara. Se que siente vergüenza de mi.
- Y tu padre??
- Mi padre se levantó para abrazarme, pero mi madre le miró con su cara de perro y el pobre se volvió a su sillón, triste y acongojado.
- Pero ya está. Ya pasó. Ahora son ellos los que tienen que dar el paso y si no lo hacen ellos se lo pierden. -Dijo Rocío.
- Nosotras estamos orgullosas de ti.
Rocío estaba pletórica, su sonrisa extrañó a Irene que se percataba de todo, conocía a sus amigas como si las hubiese "parido".


No le dijo nada por teléfono quería ver sus caras cuando supieran la noticia.


- Y a ti que te pasa?? Están increíblemente guapa, feliz, tus mofletes están sonrosados y tienes una sonrisa... No, no puede ser... Estás... Sí... Lo sabía. Estás embarazada.
Las tres chicas tocaron palmas y gritaron como locas al unísono, el local estaba casi vacío y la poca gente que había miró hacía ellas.
Entonces se calmaron un poco.


- Qué ilusión!! Vamos a ser tías. -Dijo Sara feliz.
- Si. Y no sabéis lo mejor.
Las chicas estaban impacientes.
-Son dos. Dos bebes.
- En serio!!. No puedo creerlo!!. No querías hijos pues toma dos tazas.
- Eso es lo mismo que dijo Juan. -Dijo Rocío riéndose.
Las tres amigas se rieron a carcajadas, intentando no alterar la tranquilidad del café, pero sin conseguirlo.
Sara e Irene se levantaron a la vez para abrazar a Rocío y con el abrazo transmitirle que allí estaban ellas para lo que hiciera falta.


Irene pensó mientras abrazaba a Rocío que mejor no les contaría su aventura en el cuarto oscuro y menos con quien había sido. No era el momento.

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