Irene se despertó en una cama que no era la de ella, Joder!! no se acordaba, con quien se había ido aquella noche.
Le dolía la cabeza y su boca parecía una alpargata.
Miró al hombre que tenía a su lado para ver si se acordaba de algo. El caso es que cuando le miró le entraron unas ganas locas de hacérselo con él, otra vez.
Empezó a meterle mano, algo se movió entre las sábanas, el otro se dio media vuelta y la cogió entre sus brazos, metiéndole la lengua hasta la garganta.
Irene se subió encima y se metió el miembro viril dentro, se movió buscando su propio placer, aquello la encantaba, era adicta al sexo, lo estaría haciendo horas sin cansarse.
Cuando los dos tuvieron su orgasmo, se miraron sudoroso y agotados. él percibió que ella no estaba por la labor de quedarse un rato, para charlar, tomar un café o lo que surgiera, quería hablar con esa chica que le había dejado extenuado. Tenía ganas de conocerla más.
Irene por el contrario sabía que no volvería a verle jamás.
Él se dio cuenta que ella no quería nada serio y se hizo el machote, le dijo con voz grave:
- Ya sabes donde está la puerta, cierra al salir.
Irene se dejaba humillar de aquella manera, fuera de la cama , eso sí, pero en la cama era ella la que llevaba la voz cantante, por eso todos, querían repetir, Irene nunca se acotaba con un hombre dos veces.
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