Rocío se encuentra triste, le acaban de decir que no puede tener hijos.
Lo han estado intentando estos últimos años y la cosa no ha cuajado, pensaban que tarde o temprano se quedaría embarazada, pero no ha sido así.
Ahora su médico le está diciendo que a parte del tratamiento, hay otras opciones. Ella no quiere ni oír hablar del tema.
Juan la convence con la mirada, para que escuche a su médico, Rocío pone mala cara, pero accede a oír lo que aquel hombre con bata blanca impoluta, impasible ante la situación que ella está viviendo, tiene que decirle.
Ella necesita un bebé en su vientre, todo su ser necesita un bebé, no quiere adoptar. Pero ese hombre incluso Juan su esposo, no terminan de entenderlo.
-Cariño todo se va a arreglar, si no quieres no adoptamos, veremos a ver como va el tratamiento. -Dijo Juan a su mujer que lloraba desconsolada.
Rocío asintió con la cabeza ante las palabras de su marido y se resignó.
Aunque sabía que el tratamiento era duro y casi nunca seguro, debería intentarlo, mantener la calma y sobre todo las esperanzas.
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